Desde hace más de 12 años me especializo en Derecho penal. A través de mi experiencia en el litigio he podido constatar que sí es posible tener éxito en la defensa penal manteniendo una conducta ética, y esto es algo que espero transmitirle a mis alumnos. Considero que lo que define a un buen abogado es la suma de conocimiento especializado, responsabilidad y eficiencia en el trabajo, aunado a una sólida ética profesional.

Personalmente, conjugo las actividades de investigación y docencia con el litigio penal. Mantener la excelencia profesional implica mucha preparación y actualización constante; sin duda, el mejor espacio para el análisis reflexivo de normas y de nuevas tesis dogmáticas o jurisprudenciales es la universidad. Además, es el escenario ideal para contribuir con la formación de futuros abogados, funcionarios y operadores de justicia.

Estoy convencida de que la única manera de hacer las cosas es hacerlas bien y que profesionales comprometidos son agentes hacedores de cambios mediante la generación y difusión de conocimiento, contenido de valor, productos y servicios. Esa es la visión con la que siempre enfoco mi desempeño profesional.